Taltavull, el obispo catalanista que llama “mentes obtusas” a los defensores del mallorquín

Obispo de Mallorca
Sebastià Taltavull y Sonia Vivas. Foto: Europa Press

Cada vez resulta más difícil asistir a una misa en castellano en Mallorca. La implantación progresiva de oficios en catalán es una de las medidas adoptadas por el obispo Sebastià Taltavull en su mandato, que comenzó en noviembre de 2017, y que se ha caracterizado por una defensa cada vez más enconada en favor de la lengua que el Pacte de Progrés de Francina Armengol pretende implantar en Baleares arrinconando por completo las modalidades insulares.

“El mallorquín es catalán de Mallorca. Lo mismo sucede con el menorquín y el ibicenco. Aquí hay un problema que no es puramente cultural, sino también político”, aseguró Taltavull en una entrevista concedida al digital mallorcadiario.com en la que definió como “mentes obtusas” a todos aquellos que no comparten su criterio al respecto. “Esto es tan sencillo y tan claro que sólo una mente obtusa de una determinada tendencia no lo ve”. “Y si por decir esto me califican como progresista o nacionalista, pues que lo hagan”, sentenció.

Por supuesto los grupos de defensa de la identidad balear que existen en la isla no se quedaron con los brazos cruzados. La Fundació Jaume III, que recibe su nombre del último rey que existió en Mallorca, fallecido en la batalla de Llucmajor de 1349 a manos de tropas aragonesas, lamentó al respecto que Taltavull «confunda animadversión contra el catalán con la preocupación de muchos ciudadanos por el futuro de nuestras modalidades insulares”. La Fundació Jaume III ha reclamado al obispo de Mallorca que tanto la liturgia como las hojas parroquiales se comuniquen en la modalidad propia de las islas, “y no en catalán de Barcelona”. “Hacer las misas y editar las hojas parroquiales en mallorquín sería la mejor manera de predicar con el ejemplo y demostraría si el obispado de Mallorca está verdaderamente comprometido con nuestra lengua», afirma Joan Pons, director de la Fundació.

También la Sociedad Civil Balear reaccionó de inmediato al catalanismo del obispo a través de un comunicado en el que expresó su disconformidad por el hecho de que “monseñor Sebastià Taltavull considere unos ‘obtusos’ a quienes aman las modalidades lingüísticas heredadas de sus antepasados”. “El obispo de Mallorca parece ignorar el sistemático incumplimiento de lo dispuesto en el artículo 35 de nuestro ‘Estatut d’Autonomia’, según el cual, las modalidades insulares serán objeto de especial estudio y protección”, agregó.

Frente nacionalista

Incluso el sector educativo se ha levantado en armas contra el nacionalismo catalán del obisbo. La plataforma ‘PLIS, Educación por favor’ acusó en septiembre de 2019 a los colegio diocesanos concertados de “incumplir la ley” e “imponer la inmersión obligatoria en catalán”. La Asociación llegó incluso a acusar al Obispado de formar con la Conselleria de Educación un “frente nacionalista en la enseñanza, con la bandera de la lengua como excusa”.

A todo esto, contrasta poderosamente la defensa a ultranza que mantiene Taltavull por el catalán estándar con su permisividad hacia la enseñanza del Islam en los centros educativos públicos de Baleares. El obispo de Mallorca escribió una carta apostólica dominical titulada “Nuestros hermanos musulmanes” que fue distribuida en las parroquias, y en la que mostró su “alegría”por el convenio firmado en septiembre de 2019 entre el Govern Balear y el delegado de la Comisión Islámica de España en Balears, Mahfouz Salim Abu Mahfouz, “porque será bueno que también los musulmanes y los que provienen de otros ámbitos culturales y religiosos conozcan lo que nos caracteriza y define nuestra tierra -que desde que conviven entre nosotros también es la suya-, y que deberán asumir y compartir en bien de una mejor convivencia”.

Taltavull ya ha empezado a cosechar los réditos de su postura política pancatalanista. Pese a que fueron innumerables las muestras de indignación que se recogieron en las redes sociales tras conocerse la exclusiva adelantada por OKDIARIO de que había recibido ya una primera dosis de la vacuna de Pfeizer saltándose el protocolo tras haberse colado en una sesión de administración del antídoto en una residencia de sacerdotes ancianos -este martes se le inyecta el segundo vial-, los dirigentes del Pacte apenas han levantado la voz. Así se agradecen las posturas blandas del obispo de Mallorca cuando el pasado mes de junio fue vandalizada la estatua del misionero mallorquín Fray Junípero Serra después de que la regidora podemita del Ayuntamiento de Palma Sonia Vivas instara a que fuera derribada.

Taltavull no sólo no criticó abiertamente el acto “no perdamos tiempo derribando estatuas, hay mucha gente a la que ayudar”, sino que además no tuvo problemas en mantener una reunión con Vivas en la que “se ha profundizado positivamente en el papel de ambas instituciones en la creación de un espacio común de diálogo y entendimiento constructivo, desde opciones aparentemente diversas pero que confluyen en el mismo objetivo: el servicio a la ciudadanía, especialmente en estos tiempos difíciles que estamos viviendo», según un comunicado del propio Obispado.

Curiosamente la propia Sonia Vivas fue única política balear crítica con la vacunación clandestina de Taltavull. En su cuenta oficial de twitter dijo que “que roben vacunas para ponérselas ellos primero demuestra que la Iglesia, el Ejército y los partidos de régimen tienen claro lo que es y cómo usar un privilegio. Asco siento”.

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